La tecnología está definiendo el futuro del trabajo.
En la fabricación, como en muchos otros sectores, el surgimiento de la robótica, la automatización y la inteligencia artificial (IA) ha dado paso a cierto temor por el desplazamiento de los trabajadores, la pérdida de empleos e incluso la obsolescencia humana. Aun así, la realidad actual es que muchas empresas de fabricación se enfrentan a una considerable escasez de trabajadores.
Un informe reciente de Deloitte y Manufacturing Institute sugiere que el sector de la fabricación en EE. UU. podría requerir hasta 3,8 millones de nuevos puestos en 2033, de los que 1,9 millones podrían quedarse sin cubrir.
La escasez de mano de obra supone un reto considerable para los fabricantes, y las nuevas tecnologías ofrecen una solución innovadora que podría ayudar a aliviar la presión, generar nuevos puestos de valor añadido y equipar a los trabajadores con competencias esenciales para el futuro.
Con esto en mente, esta entrada del blog pretende explorar la forma en que la automatización, la robótica y la IA están abriendo el camino hacia un entorno de fabricación de mayor poder y eficiencia, sin quitarle el protagonismo de los trabajadores.
¿Provocarán la robótica, la automatización y la IA la pérdida de empleos?
Según el reporte El futuro del trabajo 2020 del Foro Económico Mundial, 85 millones de empleos pueden ser desplazados por un cambio en la división del trabajo entre humanos y máquinas para 2025, mientras que dicho cambio puede generar 97 millones de nuevos puestos.
El cambio en la división del trabajo supone una oportunidad para que las empresas redefinan la forma de distribuir las tareas pesadas, monótonas, peligrosas, desagradables y complicadas entre humanos y máquinas para que los trabajadores ocupen puestos satisfactorios y de valor añadido.
Al hacerlo, podrán aprovechar las ventajas de la colaboración humano-máquina, superar las carencias de competencias e incrementar su atractivo para futuros trabajadores.
Compartir la carga: identificamos las tareas óptimas para la robótica, la automatización y la IA
En su libro de 1958 La condición humana, Hanna Arendt distinguía entre “trabajo”, algo satisfactorio que ofrece oportunidades para el desarrollo propio, y “labor”, una tarea repetitiva y tediosa pero necesaria para sobrevivir. Esta útil distinción ofrece el contexto perfecto para identificar las tareas idóneas para la robótica, la automatización y la IA.
Muchas tareas esenciales para un negocio son simples y aportan muy pocas satisfacciones laborales, por lo que generan cansancio y frustración en el trabajador quien suma cientos de horas de trabajo a la semana. En la fabricación, esto incluye tareas como la creación de reportes de producción, el ingreso manual de datos, extracciones, transferencias y procesos de control de calidad físicos. Estas tareas se pueden automatizar fácilmente mediante la robótica y herramientas automatizadas diseñadas para replicar procesos sencillos con una elevada precisión.
Un ejemplo práctico de la automatización de procesos son las soluciones de Domino para automatizar el etiquetado y la verificación de productos, incluido el software avanzado de automatización de la codificación, que elimina la necesidad de introducir datos manualmente, o los sistemas de visión de inspección artificial, que comprueban la precisión de los códigos de productos. Estas soluciones automatizadas son mucho más precisas que los procesos manuales; además, reducen la presión sobre los trabajadores de producción y generan más tiempo para actividades de valor añadido.
Un estudio reciente de la Universidad de Stanford alaba las ventajas de la IA en tareas como la clasificación de imágenes, que puede utilizarse en sistemas de control de calidad con visión artificial, y sugiere que dichas herramientas se quedan atrás respecto al trabajo humano en tareas más complejas que requieren sentido común, razonamiento y planificación. Los datos recabados para la investigación sugieren que los trabajadores son más productivos al usar herramientas de IA durante su jornada laboral, especialmente para tareas repetitivas.
Durante los últimos años, hemos presenciado un aumento de propuestas de “equipos como servicio” basadas en resultados, que promueven el uso estratégico de tecnologías para ayudar a los fabricantes a lograr sus objetivos. Estas soluciones respaldan el cambio del trabajo manual al basado en máquinas y, al hacerlo, reducen el riesgo de errores y mejoran la eficiencia y la seguridad, entre otras muchas cosas.
Las tareas manuales simples y repetitivas, incluidas funciones de recogida y colocación como las de empaque y paletización, son ejemplos de labores fácilmente automatizables. Además, estas tareas manuales pueden pertenecer a los puestos más difíciles de cubrir para los fabricantes, especialmente si se ha de trabajar en entornos inhóspitos como los de empaques de alimentos refrigerados o congelados. También conllevan un mayor riesgo de fatiga en los trabajadores, lesiones y errores en el lugar de trabajo.
Los sistemas de robótica se pueden adaptar a muchas tareas de manipulación sencillas, lo que ayuda a reducir el número de puestos sin cubrir y a aumentar la satisfacción del trabajador, además de minimizar el riesgo de lesiones y ayudar a lograr los objetivos empresariales. De hecho, el Banco de Corea (BOK) concluyó que las regiones con un número significativo de robots industriales entre 2010 y 2019 redujeron el número de accidentes; un aumento del 1 % en estos robots provocó un descenso del 8 % en lesiones laborales. Además, este tipo de tecnología robótica es ahora más accesible que nunca: según un informe de EY, el precio medio de un robot industrial se ha reducido a la mitad en la última década y se espera que lo siga haciendo.
El ser humano en el proceso
Permitir que la automatización y la robótica se encarguen de tareas repetitivas no solo aliviará las carencias de competencias en el entorno de fabricación y ayudará a aumentar la productividad, sino que también generará un espacio para que los trabajadores puedan centrarse en trabajos más atractivos y variados, lo que puede ayudar a mejorar su satisfacción y a que los entornos laborales sean más llamativos para futuros trabajadores.
Una encuesta reciente de Harvard Business Review a trabajadores en almacenes reveló un notable optimismo entre los encuestados cuando valoraron la posibilidad de aumentar la productividad y mejorar la calidad de sus trabajos mediante la automatización. Además, la reducción del número de tareas repetitivas y sencillas permite que los trabajadores tengan más espacio para pensar, investigar y centrarse en estrategias.
Para dar un ejemplo de los procesos de fabricación de Domino, recientemente hemos instalado un sistema de dimensionado automático de pallets en nuestro almacén de Bar Hill. El sistema pesa y mide automáticamente todos los pallets acabados de los pedidos, lo que acelera los procesos en el almacén y ayuda al equipo a ofrecer dimensiones precisas y acelerar las entregas.
Por supuesto, no toda la tecnología es completamente autónoma, y muchos sistemas y soluciones emergentes requerirán algún grado de colaboración humana. Al margen de las tareas repetitivas sencillas, los robots colaborativos o “cobots” también tienen una función.
Por ejemplo, vemos un aumento significativo del uso de la tecnología robótica en los procesos de soldadura industrial, en los que las máquinas realizan las soldaduras mientras que los soldadores manuales, capacitados tradicionalmente, supervisan el proceso. Otros ejemplos incluyen pruebas y mediciones robotizadas, en las que pueden necesitarse trabajadores experimentados para analizar e interpretar los resultados. En ambos casos, la tecnología robótica permite obtener resultados precisos y rápidos, reducir los residuos y aumentar la seguridad de los trabajadores, mientras que la intervención humana es necesaria para la creatividad, la resolución de problemas, y la capacitación y el desarrollo de nuevos talentos.
Al reducir la demanda de personal, una empresa puede crear un entorno laboral más atractivo con puestos de alto valor (como integración de datos, planificación y control de calidad) que resulten más atractivos para los talentos. En un estudio reciente sobre trabajadores de la Generación Z de Dell Technologies, el 80 % de los encuestados expresó su deseo de trabajar con tecnología de vanguardia, y un 91 % afirmó que el tipo de tecnología empleada sería un factor a la hora de elegir empleador.
Nuevas competencias para el futuro del trabajo
La robótica, la automatización y la IA deberían considerarse herramientas de asistencia a los trabajadores y no sustitutas de las competencias y la innovación humanas. Las empresas deberían asegurarse de que los trabajadores existentes formen parte del proceso de planificación de cualquier implementación tecnológica nueva y de que se mantengan los puestos que aportan una mayor satisfacción a estos trabajadores.
A medida que surjan nuevos puestos de valor añadido que requieran el uso de la robótica, automatización e IA, también será necesario volver a capacitar y formar a la fuerza laboral. Las empresas deben promover una cultura de aprendizaje en torno a la adopción de nuevas tecnologías, invertir en recursos internos de capacitación y capacitación, y dar a los empleados tiempo y espacio para fomentar la investigación, la experimentación y el pensamiento creativo.
En Domino, estamos siendo testigos de la evolución de una gran cantidad de diferentes puestos dentro de la empresa que se están desarrollando en torno al uso de nuevas tecnologías. Obtén más información sobre la visión de Domino sobre la ingeniería del futuro y la química del futuro .
Conclusión
Al acoger las innovaciones en robótica, automatización e IA, los fabricantes pueden redefinir el futuro del trabajo, dar poder a los empleados para que se centren en tareas de valor añadido más satisfactorias y mejorar la productividad y la seguridad en el entorno laboral.
Un enfoque de la integración tecnológica centrada en el empleado no solo ayudará a abordar la actual escasez de competencias, sino que también dará paso a un entorno de fabricación más sostenible y eficiente en el que humanos y máquinas colaborarán para obtener el máximo beneficio posible.