Hoja de ruta para alcanzar las cero emisiones

  • Por Domino Printing Sciences
  • agosto 31, 2023
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La vulnerabilidad de nuestros ecosistemas nunca había sido tan importante. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre los Cambios Climáticos (IPCC) ha demostrado la necesidad de «reducir las emisiones de manera inmediata y significativa en todos los sectores» si el objetivo es limitar el calentamiento global a 1,5 °C. En consecuencia, la organización ha pedido que las economías alcancen las cero emisiones netas de CO2 en 2050, aunque también mencionó que hay posibilidades de lograr, al menos, reducir las emisiones a la mitad para 2030.

La industria es responsable de aproximadamente una cuarta parte de las emisiones globales; por tanto, es un actor fundamental para lograr un futuro sostenible. Sin embargo, tal y como reconoce el IPCC, «lograr el cero será todo un desafío». Exigirá nuevos procesos de producción, la reconfiguración de los ciclos de vida de fabricación y la colaboración con las partes interesadas en cada etapa de la cadena de suministro.

A esta escala no es posible lograr un cambio rápido, como tampoco lo es tratar la sostenibilidad como una iniciativa empresarial más. La ruta hacia el cero debe considerarse un impulsor estratégico y fundamental para el futuro de cualquier organización. Sin embargo, la buena noticia es que, con el enfoque y la hoja de ruta adecuados, el proceso para lograr avances considerables puede comenzar hoy mismo, como señala Adem Kulauzovic, Director of Automation de Domino Printing Sciences.

Adem Kulauzovic

Acción inmediata

Como copresidente del grupo de trabajo III del IPCC, Jim Skea declaró recientemente: «El cambio climático es consecuencia de más de un siglo del uso de energía y tierra, así como de estilos de vida y patrones de consumo y producción que no son sostenibles». Aun así, los científicos también han mencionado la existencia de pruebas crecientes de la acción climática y sus primeras señales de efectividad. Hoesung Lee, presidente de IPCC, declaró: «Si estas (políticas, normativas e instrumentos de mercado) se amplían y se aplican de manera más generalizada y equitativa, pueden favorecer grandes reducciones de las emisiones y estimular la innovación».

Estas declaraciones incluyen tres puntos clave:

  1. Las prácticas no sostenibles tardarán tiempo en revertirse y no se pueden modificar de la noche a la mañana;
  2. Incluso las medidas de sostenibilidad aparentemente insignificantes pueden tener un efecto positivo y sentar las bases de una mejora continua;
  3. Tomar medidas tempranas puede impulsar la innovación y la ventaja competitiva.

Entonces, ¿por qué son especialmente relevantes para la industria y para las empresas de fabricación en particular?

La experiencia en la facilitación de cualquier cambio significativo, ya sea debido a una nueva legislación o a la necesidad de lograr una eficiencia operativa mejorada, ha demostrado la existencia de tres componentes clave para el éxito: las capacidades físicas (por ejemplo, tecnología), la financiación y las personas/cultura. Uno de los errores habituales que cometen muchas organizaciones es esperar y tratar de impulsar el cambio demasiado rápido, cosa que suele provocar una planificación y ejecución deficientes, que la falta de rentabilidad complique los acuerdos y la aprobación de una mayor financiación por parte de los directivos, y la resistencia cultural.

Sin embargo, si aplicamos medidas de sostenibilidad ahora, estos obstáculos habituales pueden abordarse fácilmente por partes y, al mismo tiempo, se puede obtener una ventaja competitiva. De hecho, los estudios indican que los consumidores (especialmente la generación Z) están dispuestos a pagar más y demuestran una mayor fidelidad a las marcas que se consideran más sostenibles; un escenario que beneficia a todas las partes interesadas.

Entonces, ¿cómo sería la hoja de ruta hacia el cero?

Las pruebas del IPCC dejan claro que existen muchos factores que afectan a la ejecución por parte de una organización de un objetivo cero, y que estos repercutirán en las organizaciones en diferentes momentos y en distintas medidas, según los resultados del estudio de McKinsey.

Sin embargo, existe una serie de consideraciones universales que los fabricantes deben plantearse en su viaje hacia el cero, entre las que están el concepto y diseño del producto, la eficiencia de la línea de producción, los requisitos del personal y las necesidades relativas a los datos. Vamos a analizarlas de una en una.

Producto

Tal como hemos señalado, las preferencias de los consumidores están cambiando a medida que aumenta la concienciación sobre la necesidad de productos más sostenibles y ecológicos, y los consumidores deciden con su dinero a qué empresas apoyar. Es posible que los fabricantes quieran plantearse la incorporación de materias primas nuevas, sostenibles, éticas y alternativas (por ejemplo, a base de plantas) en el diseño y la producción de sus productos. Puede que también quieran analizar la mejora de la eficiencia energética de un producto para reducir los costes y los desperdicios durante la producción, o destacar cómo su producto forma parte de la economía circular al facilitar su reparación, reutilización o reciclaje.

Cualquier cambio en el diseño de un producto debe plantearse en relación con las posibles repercusiones que podría tener en las líneas de producción, desde la manipulación de productos y el diseño de embalajes hasta la manera en que la nueva información clave se transmite mediante la codificación y marcaje. Por tanto, las empresas deben evaluar que los cambios que se introduzcan no aumenten la ineficiencia de la línea de producción.

Producción

Las líneas de producción pueden estar plagadas de causas ocultas de desperdicios e ineficiencia que pueden contribuir considerablemente al impacto medioambiental global de una empresa.

Se deben evaluar factores como los procesos de creación manual de etiquetas, el tiempo de inactividad no planificado por planta cada año, los retrasos en el servicio y la pérdida de turnos, así como los errores no detectados mediante la inspección manual de códigos y la falta de agregación de datos, todos los cuales representan formas de desperdicio de recursos en la línea de producción. De hecho, este último también es la primera causa de retirada de productos. De media, cada retirada de productos representa pérdidas de hasta 10 millones de dólares en existencias no utilizadas, costes logísticos y multas/sanciones, además del perjuicio asociado para la marca.

Si se identifican estas causas de desperdicio y se abordan a través de soluciones inteligentes de automatización y supervisión basadas en la nube, no solo se puede lograr un ahorro de costes considerable —ahorro que puede generar una mayor aceptación y reinvertirse en otras áreas de mejora continua—, sino que el efecto positivo de la sostenibilidad beneficiará a la reputación de la marca entre todas las partes interesadas.

Personal

Tal como destaca el informe de McKinsey, se calcula que la transición a las cero emisiones provocará la pérdida de 185 millones de empleos directos e indirectos en 2050, pero también un aumento de 200 millones. Mejorar los procesos no significa sustituir a los trabajadores, pero requerirá comprender las nuevas habilidades necesarias para impulsar mejoras en sostenibilidad e innovación. ¿Dónde se podría redistribuir al personal para que tenga un impacto con valor añadido? ¿Cómo pueden las organizaciones garantizar el desarrollo continuo del personal y generar una cultura de apertura para impulsar mejoras? ¿Cómo pueden los fabricantes atraer a nuevos talentos a sus empresas?

Parte de la estrategia y la hoja de ruta de sostenibilidad de un fabricante debe tener en cuenta estas preguntas para atraer y retener a los trabajadores que contribuyan a su sostenibilidad, lo que fomentará el círculo virtuoso del cero neto.

Datos

El compromiso cero neto implica una carga considerable de elaboración de informes y análisis para las organizaciones. El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero estipula que las emisiones se clasifican en tres categorías: alcance uno, dos y tres.

Las emisiones de alcance uno los originan los activos que son propiedad de una empresa, como los combustibles fósiles utilizados en una línea de producción o consumidos por su flota de camiones. Las emisiones de alcance dos incluyen emisiones indirectas producidas por la energía comprada generada fuera de las instalaciones. Por último, las emisiones de alcance tres abarcan otras emisiones indirectas de las fases iniciales y posteriores de la cadena de valor de una empresa. Es con diferencia la mayor fuente de emisiones para la mayoría de organizaciones: más del 70 % de su impacto medioambiental completo de media.

Hasta ahora, la mayoría de las empresas de la UE solo han informado sobre las emisiones de alcance uno y dos; solo un tercio mide las de alcance tres. Pero, con la Comporate Sustainability Directive, esto está a punto de cambiar. En virtud de la presentación de información sobre sostenibilidad de la cadena de valor propuesta, las empresas también deberán informar sobre el alcance tres, y sobre sus objetivos y avances de reducción al cero.

Esto implica que los fabricantes deberán ser capaces de intercambiar datos con socios para rastrear y documentar el impacto medioambiental de las materias primas adquiridas, el producto final a vender y todo lo demás. Para los fabricantes, la recopilación y el intercambio de estos datos debe comenzar con el suministro de datos de productos en el envase integrados con códigos 2D escaneables, como los códigos QR equipados con GS1 Digital Link. Estos soportes de datos avanzados pueden ayudar a introducir más datos en la cadena de suministro, lo que permitirá a las marcas y a las distintas partes de la cadena hacer el seguimiento de sus productos y compartir datos durante cualquier etapa.

Asociaciones y colaboración

El IPCC ha hecho hincapié en que ninguna organización —ni tampoco región o gobierno— puede lograr de forma aislada el objetivo de cero emisiones. Se trata de una cuestión de importancia global.

Para los fabricantes, la ruta hacia el cero neto exigirá la colaboración en las distintas etapas de la cadena de suministro con proveedores que puedan ayudar a realizar los cambios positivos que permitan que los procesos fluyan adecuadamente. Solo en el área de diseño del producto, podría incluir trabajar con un proveedor que pueda ayudar a considerar el efecto de los posibles cambios en los procesos de la línea de producción o a verificar y racionalizar los nuevos procesos y sistemas de producción para incorporar desarrollos sostenibles.

En la ruta hacia las cero emisiones netas, es importante tener en cuenta todos los elementos que, de manera conjunta, constituyen un todo mucho mayor que la suma de sus partes. Solo se puede conseguir mediante la asociación con organizaciones afines dispuestas a colaborar para acordar los resultados, reducir los desperdicios y fomentar la eficiencia de una manera estratégica y sostenible; por eso, la ruta hacia el cero emisiones debe comenzar hoy mismo.

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